
Conferencista en vida Cristiana Dr. Edwin Lemuel
¡A mi esposo le gustan todas!
Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.
—Mateo 5.27-28
Otras mujeres
Para ninguna fémina es cómodo que su pareja mire a otras mujeres cuando están juntos. Y lo peor es que puede suceder en cualquier lugar: en una fiesta, en el mall, en el supermercado, sin previo aviso y, muchas veces, ni siquiera con un dejo de disimulo.
Esto de mirar «para el lado» es algo muy cierto, sobre todo de parte de los hombres. ¿Será un impulso irracional o un acto instintivo de la naturaleza masculina que no puede evitar sucumbir frente a una hermosa o bien dotada mujer que se les cruce en el camino? Tal parece que estos «estímulos visuales» son demasiado tentadores para obviarlos.
Antes que cualquier otro elemento pueda ser captado por el sentido del olfato o el oído, lo que se pueda ver en el camino importa bastante para el sexo masculino
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Sicoanálisis
Tal como lo entiende el sicoanálisis, las personas siempre desean lo que no tienen y es por eso que muchos hombres fantasean con otras mujeres debido a que apetecen «eso que no tienen».
Esto también lo experimentan muchas mujeres aunque en menor medida.
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Artículos de interés:
El hombre es más reactivo

«El hombre es mucho más reactivo a las imágenes visuales que las mujeres porque su erotismo está fuertemente influenciado por las imágenes.
Por eso existen las sex symbols que son parte del inconsciente colectivo masculino. Ellas son mujeres exitosas porque son deseadas».
El cuerpo de la mujer tiene un lugar esencial en la sexualidad masculina. Constanza Michelson —sicóloga clínica y sicoanalista— rescata esta idea y expone las diferencias que existen entre los hombres y las mujeres: «La escena del striptease serviría para graficar la importancia del cuerpo de la mujer para los hombres», afirma.
Las mujeres funcionan distintas porque para ellas no es suficiente mirar a un hombre. Debe haber «una narrativa, un cuento, una atmósfera especial» para encender la sexualidad femenina.
«A los varones les da lo mismo "el guión amoroso". Por eso es que no hay una complementariedad entre los sexos, entre las fantasías o entre los fantasmas de cada sexo, provocando tanto desencuentro entre hombres y mujeres», sostiene la sicoanalista.
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¿Por qué la vista prima más en los hombres y no en las mujeres?
¿Y por qué el sentido de la vista es el que más prima en los hombres y no en las mujeres?
Se dice que este sentido era un mecanismo de los hombres para identificar ventajas reproductivas en la mujer y predecir si sería una buena madre y si podía procrear hijos.
Sin embargo, Constanza Michelson es clara en desmitificar la influencia de lo natural o de lo instintivo porque en realidad «los hombres están lejos de querer una mujer para reproducirse solamente». Según ella, los factores culturales son los que realmente pesan en la sexualidad humana y que conducen a los hombres a cargar la mirada hacia otras mujeres «debido a una exacerbación respecto de su masculinidad que centra todo en lo sexual».
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Nunca serán fieles

«En las relaciones serias, de largo plazo, pasa que el deseo decae, entonces buscan otra mujer que podría ser su amante y que también está aburrida de su marido. En ese momento ellos piensan que sus mujeres son frígidas y que la otra mujer sí es sexual como él. Pero después, cuando tengan una relación con ellas, les va a pasar lo mismo», asegura Michelson.
Entonces, ¿se puede decir que los hombres nunca serán fieles a una sola mujer? ¿O que el «mirar para el lado» es un indicio de que algo no está funcionando bien?
No necesariamente. Sin embargo, hay un contexto cultural que controla estos «instintos ancestrales».
Jesús, desafió y confrontó a los hombres con este tema. En Mateo 5.27-28 dijo: «Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón».
Los religiosos de la época —como los de hoy— le daban característica de pecado sólo al acto sexual físico. Para ellos, ahí era que estaba el pecado. Jesús los confronta y aplasta su teoría.
En este sentido, a los religiosos de la época, y aún hoy día, les da lo mismo cuando un hombre mira a otra mujer y no está verdaderamente enamorado que cuando siente algo profundo por la pareja... siempre y cuando no se acuesta con ella.
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Jesús promovía tanto el amor
Pero Jesús habló duro y directo: «No, no, no inventes. No mires a la mujer que no te pertenece porque ya con eso comprometes tu carácter».
Y precisamente por esto Jesús promovía tanto el amor. Si amas de verdad, no tienes que estar en esos rollos. Cuando no existe el amor, la imagen de una mujer externa empieza a ser muy poderosa. De un hombre enamorado no se espera que ande mirando para el lado porque, sencillamente, no le nace. Su mujer es todo lo que necesita.
Para Jesús, lo crucial es generar un compromiso con el carácter, un control de los pensamientos. Y eso te llevará a controlar cualquier deseo externo.
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El mirar y no tocar se llama respetar
«El mirar y no tocar se llama respetar». Puedes preguntar a muchos maridos y novios, y muchos te van a decir que no tienen el interés ni la intención de engañar a su pareja.
Te dicen: «Mi mujer me encanta, pero hay otras mujeres que son bellas. ¿Por qué no las puedo mirar?»

Esa primera mirada es tal vez inevitable. Tienes ojos, ¿no? Pero, según Jesús mismo, después de la segunda y tercera mirada, viene el pensamiento y la imagen. Y es aquí que empiezan los problemas serios.
Una imagen que mires por veinte segundos, puede tomar veinte años en borrarla de tu mente y de tus pensamientos. Mantén tu vista enfocada en tu pareja, en tu esposa y en tu hogar... ¡para que estés bien!